Ourense lleva días soportando una terrible ola de incendios. Ahora suma otro drama: su impacto en el vino

Ourense lleva días soportando una terrible ola de incendios. Ahora suma otro drama: su impacto en el vino

«Las desgracias nunca vienen solas», dice el refranero. Agosto de 2025 amenaza con demostrar en Ourense hasta qué punto eso es cierto. La provincia lleva días asediada por las llamas, que han calcinado miles de hectáreas, obligado a evacuar vecinos y arrasado granjas. Ahora la región se enfrenta sin embargo otro reto que amenaza con golpear a una de sus industrias más emblemáticas: la vinícola. De hecho ya hay quien habla de hay viñedos «completamente arrasados».

Son las secuelas del fuego.

Ourense, en llamas. La provincia de Ourense no es la única que lleva días lidiando con las llamas, pero su caso es especialmente grave. Allí se han registrado los megaincendios forestales de Chandrexa de Queixa o el de Larouco, que algunos señalan ya como el mayor de la historia de Galicia, con unas  20.000 ha calcinadas. En general la ola de incendios que soporta la comunidad desde hace dos semanas ha quemado más de 70.000 ha, más que la superficie de la ciudad de Madrid.

Un sector en vilo. Aunque los incendios ya han arrasado hogares y algunas explotaciones ganaderas de la provincia, hay un sector en concreto que sigue el avance de las llamas con especial atención: el vinícola. Ourense tiene una tradición bodeguera secular y acoge cuatro Denominaciones de Origen (DO) distintas, la de Monterrei, Ribeiro, Valdeorras y Ribeira Sacra, compartida esta última con Lugo. Ese músculo vinícola genera a su vez millones de euros y cientos de empleos.

Según los datos que maneja la Interprofesional del Vino de España OIVE, hay viñedos en 60 de los 92 municipios de Ourense, que acoge a su vez un más de un tercio (33,7%) de toda la superficie vinícola de Galicia. Solo Pontevedra y Ourense suman alrededor del 82,5% del área de viñedos de la región y casi el 87% de la producción de caldos. Ahora sus responsables ven cómo la ola de calor llega acompañada de una sucesión de incendios que recuerdan a los de 2022.

La factura del fuego. Para entender mejor cómo viven los viticultores ourensanos el avance de las llamas viene ver leer las declaraciones que dejaba hace unos días en El País Ernesto Rodríguez, bodeguero de la DO Monterrei y dueño de las marcas Father 1934 y Crego e Mongaguillo. No se trata tanto de que las llamas lleguen a alcanzar directamente las cepas como del efecto de su proximidad.

«He visto viñedos completamente arrasados. No es que arda la cepa, pero el calor lo devora todo: quema las hojas, la vegetación, y la uva muere», relata Rodríguez. «Cuando el calor se acerca a 50 m la uva se cuece, como si la pusieras el fuego. Y si son viñas jóvenes, el daño es incalculable porque hay que arrancar». Desde la DO Valdeorras recuerdan que el fenómeno incluso tiene nombre, ‘abazar’, «un exceso de calor que interrumpe el flujo de saliva y seca la uva antes de la maduración».

¿Han afectado las llamas? El País precisa que los incendios que han afectado a municipios como Oímbra, Laza o Verín han dañado dos variedades importantes de la comarca, el godello y mencía. En algunas parroquias, como As Chás u O Rosal, además de castaños, robes, olivos y zonas de pastos han ardido también viñedos.

Desde el Consejo Regulador de Valdeorras recordaban hace unos días que las llamas acabaron cruzando desde las comarcas vecinas y entraron por Larouco. Aunque es pronto aún para saber cómo afectará el fuego a las viñas, hay un dato revelador: en el 65,2% de los municipios de Ourense hay plantadas viñas.

Un momento delicado. La ola de incendios ha pillado al sector además en un momento particularmente sensible: casi a las puertas de la vendimia. A principios de mes los consejos reguladores de las cuatro DO de Ourense confiaban en que el descenso de las temperaturas y el regreso de las lluvias favoreciesen la campaña de recolección de uva, marcada este año por la escasez de agua del verano.

Por entonces La Región deslizaba que, debido al retraso en la maduración por el estrés hídrico, la vendimia podría retrasarse hasta finales de agosto o comienzos del próximo mes. Ahora a la sequía, la canícula o el efecto del mildiu sobre las cepas suman una nueva preocupación, aún mayor: los incendios forestales.

Imágenes | Wikipedia, Ministerio de Defensa (X)

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Ourense lleva días soportando una terrible ola de incendios. Ahora suma otro drama: su impacto en el vino

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Xataka

por
Carlos Prego

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