Creíamos que el «camino de baldosas amarillas» era coto privado del cine. Hasta que unos buzos descendieron a las profundidades

Creíamos que el «camino de baldosas amarillas» era coto privado del cine. Hasta que unos buzos descendieron a las profundidades

La idea del camino de baldosas amarillas nació con la novela The Wonderful Wizard of Oz de L. Frank Baum (1900), donde se describe una senda dorada que conduce a la Ciudad Esmeralda y simboliza el viaje hacia la realización personal y el descubrimiento. En la célebre adaptación al cine de 1939, ese sendero se convirtió en un icono visual gracias al uso pionero del Technicolor: el amarillo brillante contrastaba con el verde intenso de la ciudad y el cielo azul, marcando el paso de Dorothy desde la rutina gris de Kansas a un mundo de fantasía.

Resulta que en las profundidades marinas teníamos otro camino de baldosas.

Un hallazgo geológico. La historia se remonta a 2022. Durante la expedición Luʻuaeaahikiikekumu, un equipo científico a bordo del buque E/V Nautilus, mientras exploraba la cadena de antiguos volcanes submarinos de Liliʻuokalani Ridge, se topó con una formación rocosa que recordaba al mítico “camino de baldosas amarillas” del cine.

La curiosa estructura, localizada en la cima del monte submarino Nootka, dentro del Monumento Nacional Marino Papahānaumokuākea, resultó ser un ejemplo de geología volcánica antigua: fragmentos de roca generados por erupciones de alta energía, conocidos como hialoclastita, que se han fracturado de manera uniforme debido a ciclos repetidos de calentamiento y enfriamiento por sucesivas erupciones. Este patrón, similar al agrietado de la superficie de un brownie, ha conferido a la roca una apariencia de adoquinado perfectamente alineado.

Orígenes y características. La hialoclastita se forma cuando magma caliente entra en contacto con el agua, fragmentándose en partículas vítreas y acumulándose en el fondo marino. Con el tiempo, estos depósitos son compactados y cementados, y, en casos como este, expuestos a cambios térmicos que producen fisuras rectilíneas.

El sector hallado mostraba un tramo de “costra horneada” seca al tacto, un efecto óptico que sorprendió al equipo y generó bromas sobre la “carretera hacia la Atlántida”. La inspección con el brazo robótico del Nautilus permitió recoger muestras de costras ferromanganésicas (ricas en óxidos de hierro y manganeso) que cubrían el fondo, un recurso de interés tanto científico como industrial.

Importancia de la misión. Aquella fue la primera exploración sistemática de estos montes submarinos, cuyo objetivo principal es comprender la misteriosa discontinuidad que presenta su alineación en el lecho oceánico. El hallazgo del “camino” se sumaba a otras observaciones singulares de la expedición, como la filmación de un extraño organismo apodado headless chicken monster, reforzando la idea de que la zona alberga fenómenos biológicos y geológicos poco documentados.

Más allá de la anécdota visual, la identificación y estudio de estas formaciones aporta información clave sobre los procesos eruptivos submarinos y la evolución tectónica de la región, abriendo la puerta a nuevos descubrimientos en una de las áreas más remotas y protegidas del planeta.

Contexto científico. El hallazgo se enmarcó, además, en un esfuerzo internacional por cartografiar y comprender las estructuras submarinas que conforman la geografía oculta de los océanos. La formación del “camino” en Nootka Seamount no solo ilustra cómo la actividad volcánica puede generar patrones visualmente llamativos, sino que también ofrece pistas sobre el comportamiento de los sistemas magmáticos submarinos y su interacción con el agua en entornos de alta energía.

Plus: estos estudios son esenciales para mejorar los modelos de vulcanismo submarino, evaluar los recursos minerales potenciales y entender cómo estos hábitats geológicos influyen en la biodiversidad marina profunda, un campo en el que cada expedición revela más incógnitas que certezas.

Imagen | E/V Nautilus

En Xataka | Sabemos más de Marte que del fondo marino. Un experto nos ayuda a entender por qué sigue siendo un enigma y qué misterios guarda

En Xataka | El Atlántico tiene una ‘Ciudad Perdida’ con la clave de la vida en otros planetas. Ahora está en peligro


La noticia

Creíamos que el «camino de baldosas amarillas» era coto privado del cine. Hasta que unos buzos descendieron a las profundidades

fue publicada originalmente en

Xataka

por
Miguel Jorge

.